NACIONALISMO: La Patria organizada para el rescate de su SOBERANIA

PARTIDO NACIONALISTA DE PUERTO RICO
MOVIMIENTO LIBERTADOR

martes, 20 de marzo de 2012

EL OLVIDO DE LA MUJER -DERECHAS E IZQUIERDAS FRENTE Al CAPITALISMO PATRIARCAL

A propósito de la violencia y los feminicidios
 Por Narciso Isa Conde

Que las derechas pro-capitalistas sean machistas hasta el trágico desbordamiento de sus implicaciones, es algo coherente con el sistema de explotación y opresión que representan.   Esto no bebe sorprender porque la conversión de la mujer en instrumento sexual, económico y social del hombre, que data de muchos milenios atrás, se ha convertido en algo extraordinariamente funcional al capitalismo, a su fase de sobre-explotación neoliberal, al proceso de mercantilización extrema de las relaciones humanas y potenciación de los egoísmos de quienes ejercen y disfrutan del poder.   La congruencia de la explotación capitalista con el trabajo doméstico femenino no remunerado y mal remunerado, con la discriminación salarial por sexo, con  la precarización de los contratos de explotación por la condición mujer, es sencillamente esencial a la mezquindad y afán de lucro de la clase burguesa.    La nefasta armonía entre el interés del hombre que asume a la mujer como su propiedad y del capital bajo propiedad de los hombres, es más que evidente.   La creciente violencia de la dominación social, cultural y estatal de estos tiempos es perversamente armónica al incremento de la violencia contra todos los sectores discriminados y subordinados, y muy especialmente contra la mujer humilde.   La complementación entre la explosión mercadológica del negocio del sexo en función de la satisfacción del placer masculino y toda la dinámica del sistema capitalista en proceso de degradación y senilidad (extracción de plusvalía, maximización de las ganancias por vías extralegales y “extra-económicas”, concentración de poder y riqueza, corrupción-delincuencia-narco-corrupción, empleo de la violencia como recurso de saqueo, extorsión y sometimiento…), es sencillamente fabulosa.   Y ninguna de estas imposiciones y relaciones de poder y explotación ceden- ni siquiera en aspectos limitados- sin una contrapartida fuerte que la obligue.   De esa realidad dominante se derivan las aberraciones en las relaciones de pareja y familia, que en fases explosivas como la actual, escandalizan –no sin grandes  hipocresías- hasta a los agentes de la dictadura mediática capitalista-patriarcal y a la partidoracia que le sirve: feminicidios, golpizas, torturas psicológica y física, asesinatos de los hijos, suicidios, acoso, abandono…   Esto no es –como profusamente se pregona- simple violencia “intrafamiliar”, sino violencia sistémica, violencia derivada de la ideología y cultura dominante, y especialmente de la nefasta amalgama capitalismo-patriarcado que la genera.   Como también es sistémica la impunidad que la protege y reproduce (policial, militar, política, judicial, eclesiástica...), y la propaganda, cultura y publicidad mediática que la estimula; siempre abrazadas al pensar y al quehacer político y filosófico-religioso hegemónico.
En todo caso lo intrafamiliar de este fenómeno es solo el escenario en que se produce cuando la violencia tiene lugar entre parejas, en el seno de la familia o del hogar. Pero sus causas fundamentales son inseparables de las esencias de la clases dominantes-gobernantes y de la masculinización despótica del poder que ejercen sus grandes beneficiarios desde dentro y desde fuera del Estado contra la mayoría de la sociedad.   Igual resulta -en sus concretas dimensiones y con sus especificidades- la manera como el gran capital incorpora a su dinámica de explotación-exclusión la demás discriminaciones (racial, generacional, homofóbica, xenofóbica…) y la expoliación-contaminación de la naturaleza.     • El "olvido" de la mujer por las izquierdas.   Si bien todo esto es desgarrador, aunque coherente con la “naturaleza” de las fuerzas dominantes, duele y resta mucho a la causa libertaria en materia de opresión de género, la específica y grave incongruencia de las izquierdas consecuentes con las luchas contra el capitalismo y el imperialismo en tanto sistema explotador y saqueador e inconsecuentes en el combate a la opresión patriarcal que acompaña la explotación capitalista.   Es, en fin de cuentas, el producto de un pensamiento emancipador parcial, limitado al trascendente tema de la explotación de clase, pero atado en buena medida -o fuertemente influido- por los intereses generales y grandes favores particulares del patriarcado al ser masculino.   Es producto del “olvido” de la mujer por una izquierda anticapitalista, antiimperialista, incluso pro-socialista y hasta comunista, pero fundamentalmente y hegemónicamente masculina y masculinizada; además de sensiblemente autoritaria y  estatista, sobre todo a partir de las deformaciones de las primeras revoluciones obreras, campesinas y populares de orientación socialista.   A lo largo del siglo XX y en lo que va del XXI esa ha sido una realidad preponderante, que solo en años recientes ha comenzado a agrietarse por la embestida de la teoría de género de corte revolucionario y en general por los aportes de todas las corrientes feministas. Esto pese a loables esfuerzos anteriores de una minoría de mujeres militantes del socialismo, lúcidas en el tema vinculado a la lucha de clase y rebeldes frente a su condición sector discriminado, y también de las contribuciones de unos pocos hombres consecuentes en esa materia relacionada con la emancipación de la humanidad.  Así las cosas, el peso determinante del machismo en las mentes y los corazones de los hombres que han dominado las estructuras dirigentes y de base de las izquierdas y de los movimientos populares, y el predominio de la concepción patriarcal que ha dominado la historia de la humanidad hasta la fecha, le han restado integralidad emancipadora a las luchas que se han librado; y, además, han contribuido a disminuir y a bloquear las energías redentoras de las mujeres Y de los componentes femeninos de las diversas clases explotadas, excluidas o afectadas por el gran capital.   Esta valoración no obvia el enorme peso de la cultura patriarcal sobre las propias mujeres, como acontece con la ideología del capital sobre los/as trabajadores/as.

Las izquierdas cultivadas en el pasado siglo, dolorosa e injustificablemente, han sido machista; y muy resistente al tema, sobretodo después de decirse tantas verdades sobre el patriarcado derivadas de valiosas investigaciones. Desde el "olvido" en el Manifiesto Comunista de la cuestión femenina hasta el desprecio de los varones revolucionarios por el significado desgarrador de la doble opresión de la mujer y del imperio del patriarcado, pasando por una persistente doble moral frente forma de opresión, esas izquierdas en gran medida -salvo ciertas excepciones y no pocas proclamas formales y hasta hipócritas- le han dado de lado a tan importante cuestión.   Y lo que es peor han despreciado el contenido de justicia que encerraría, que junto a la emancipación de las clases y sectores explotados, la liberación femenina sea consecuentemente asumida en tanto abolición de la opresión de género combinada con la erradicación de la explotación de clase y el fin del capitalismo.   En tanto lucha por el socialismo y el comunismo integral. En consecuencia: un enorme potencial liberador ha sido desatendido, menospreciado y no pocas veces golpeado y vejado. La relegación de las demandas de género, la exclusión y discriminación en las instancias de decisión de esas izquierdas, la aplastante mayoría numérica masculina, la exclusión del género femenino del lenguaje, las burlas, el maltrato o la subestimación de las compañeras, el maltrato en el hogar, la constante reproducción de las ideas y prácticas patriarcales… han copado también las filas de las izquierdas y ha provocado costosas segregaciones de los movimientos feministas que se han venido conformado y potenciando con especial dignidad. Más allá de cierta legislación favorable y de ciertos discursos formales, la discriminación estuvo y está presente hasta en procesos revolucionarios y en las llamadas "sociedades socialistas" o regidas por regímenes de izquierda. A duras penas, dentro y fuera de las izquierdas, con muchos sacrificios v amarguras, los movimientos feministas han logrado perforar o debilitar limitadamente esa coraza machista que protege una de las dominaciones más antiguas de la sociedad humana, desde una actitud evidentemente autodefensita de los privilegios que ofrece esa relación desigual. ¿Cuántos "cuadros" valiosos le han restado esa actitud y esa concepción machista a nuestro movimiento? ¿Cuántos destacamentos femeninos combativos han sido bloqueados? ¿Cuántas potencialidades emancipadoras han sido despreciadas? Las mujeres del mundo siguen cargando con el mayor peso de la opresión, terriblemente reforzada en la era neoliberal, expresándose mayores índices de pobreza, en más precarización del trabajo femenino y en más feminización de la fuerza de trabajo, sin que hayan sido liberadas de doble jornada: una mal pagada (la remunerada extra-familiar) y otra sin sueldo (la doméstica).   Además, con niveles alarmantes manipulación de los atributos femeninos y clientelización de su ser y su ciudadanía. Crece la paternidad irresponsable, crece el número de madres solteras. Crecen, dentro de un sistema que convierte todo en mercancía, la comercialización de su cuerpo, su sexo y  su imagen y la desgarradora humillación espiritual.   Crece la violencia de género junto a la violencia capitalista en sentido general y global.   Crece la violencia contra la mujer en la relación de pareja, en la vida familiar, en el  negocio del sexo, en el tráfico de personas, en el trabajo, en el desempleo, en el empobrecimiento, en la sociedad toda.   Crecen los feminicidios   Y crece la violencia opresora contra la mujer -y se torna más dramática- a pesar de las luchas femeninas y de sus conquistas tangibles e intangibles como represalia patriarcal-machista contra ellas e incluso como venganza personal ante sus reclamos de respeto a derechos formalmente consagrados o ante el ejercicio autónomo de los mismos.  



Es tiempo ya para un viraje serio, profundo, radical de esas izquierdas a favor de una inseparable relación entre lucha de clases y la emancipación del género femenino.   Es tiempo para que lo mejor, lo más reflexivo y con mayor capacidad crítica y auto-crítica de las izquierdas masculinas y masculinizadas, dejen de serlo.   Esa sería una formidable contribución a esa causa y especialmente al desarrollo de una naciente nueva izquierda juvenil, masculina y femenina, trabajadora y estudiantil, que comienza a emerger con bríos innovadores.   Esto estimulará a que esa fuerza naciente  confluya, junto a todo lo autotransformador y renovado revolucionariamente, hacia la conformación de un torrente diverso, radical e integralmente transformador; y a su creciente participación en los combates contra el tenebroso y decadente capitalismo machista, racista, adulto-céntrico, ecocida, homofóbico, xenófobo… estremecido en la actualidad por la peor crisis de su historia.   Así habrá de crecer nuestra autoridad como parte del torrente transformador por la democracia real, el socialismo participativo y el mundo solidario que tanto anhelamos.
1 de diciembre 2011, Santo Domingo, RD.

jueves, 1 de marzo de 2012

¿Se repite la farsa?

por Rafael Cancel Miranda

Si ponemos todo lo nuestro
en manos de los extranjeros
verás que de haber sido dueño
pasarás a ser pordiosero.
Pues como bien dijo don Pedro
allá por los años cincuenta
o nos libramos del imperio
o nos quedaremos sin Patria.


En estos días me preguntó un reportero acerca de un llamado plebiscito sobre el futuro de Puerto Rico en el cual podrían participar los extranjeros que juren ciudadanía, pero no así los puertorriqueños que residen fuera de Puerto Rico. Respondí que cualquier plebiscito en la colonia sería ilegal y fraudulento pues el poder colonial y sus serviles controlan la vida sociopolítica, económica y hasta síquica del pueblo puertorriqueño. Y, además, ¿de qué ciudadanía hablan? ¿Qué ciudadanía juraría un extranjero? ¿La puertorriqueña o la estadounidense? Ya sabemos de qué lado estarían esos extranjeros y por qué. La ciudadanía estadounidense de por sí constituye una ciudadanía extranjera ilegalmente impuesta en Puerto Rico. Por otra parte, los puertorriqueños, no importa dónde se encuentren, siguen siendo puertorriqueños.




En 1952 el gobierno de Estados Unidos intentó engañar al mundo con un supuesto “plebiscito” para la creación del llamado ELA. Declararon en ese entonces que por virtud de ese “plebiscito” Puerto Rico había dejado de ser colonia. Ya casi 60 años después, todos saben que aquello fue un engaño pues los mismos comités nombrados por la Casa Blanca han afirmado que Puerto Rico sigue siendo una colonia, confirmando así lo que Lolita Lebrón, Andrés Figueroa Cordero, Irvin Flores Rodríguez y yo fuimos a denunciar en el
Congreso de Washington, D.C. el 1 de marzo de 1954.
Podríamos ampliar, pero no lo haré. Simplemente diré que los yanquis no hicieron ningún plebiscito en 1898 para invadirnos. ¿Por qué tendrían que hacerlo para irse? Es la misma treta, con las mismas palabras, para justificar ante el mundo el coloniaje al que nos tienen sometidos. Muchos puertorriqueños fueron engañados en 1952. No caigamos en la misma trampa. Además, el derecho de los pueblos a su independencia no es cuestión de tanto más cuanto, y solo los libres pueden votar libremente. No hay poder que pueda alterar esa verdad.

 

En el 58 Aniversario del Ataque al Congreso

Por José Manuel Torres Santiago


5 congresistas tiroteados en la Cámara por 3 nacionalistas puertorriqueños. 
 
Lluvia de balas disparadas desde la galería.

 Capitolio en conmoción, mujer y cómplices rápidamente desarmados. Les imponen altas fianzas
Así leían los titulares de primera plana del periódico The New York Times del martes 2 de marzo de 1954, al informar del ataque armado ocurrido el día anterior de un comando suicida de nacionalistas puertorriqueños contra la Cámara de Representantes de Estados Unidos.
 

Los congresistas estaban en sesión, y discutían un estatuto relacionado con los inmigrantes indocumentados (wet-backs) de México. El comando para sorpresa de los norteamericanos lo dirigía una joven mujer puertorriqueña de 34 años de edad de nombre Lolita Lebrón, operaria de una máquina de coser en una factoría de Nueva York con un sueldo de 45 dólares a la semana, y era además poetisa. Las armas que utilizaron en el ataque fueron cuatro pistolas alemanas Luger calibre 45. El reportaje del Times venía acompañado de una dramática foto del momento del arresto de tres nacionalistas: Lolita Lebrón, de 34 años ; Rafael Cancel Miranda, de 25 años; y Andrés Figueroa Cordero, de 29 años. Todavía no habían capturado un cuarto conjurado, Irvin Flores Rodríguez, de 27 años, que había burlado la vigilancia policiaca y escapado del lugar.

Los cuatro eran residentes de la ciudad de Nueva York y habían comprado en la calle 42 boleto de ida en tren para Washington, D.C. porque no pensaban regresar vivos de la odisea.


La verdadera historia

Lolita Lebrón era una joven emigrante que había llegado a Nueva York en 1940. Pronto fue víctima de los prejuicios y del racismo de ser pobre, campesina y puertorriqueña. Tuvo diversos empleos porque se rebelaba cuando sentía el maltrato a que eran sometidas las mujeres boricuas en las factorías. Ingresa al Partido Nacionalista en 1947 y sin nunca llegar a conocerlo personalmente sentía devoción por el líder del nacionalismo Don Pedro Albizu Campos. En 1954 es nombrada Delegada General del Partido Nacionalista en Estados Unidos y poco después recibe instrucciones para “atacar tres sitios los más estratégicos del enemigo” en Estados Unidos y proclamar desde allí la República de Puerto Rico. Lolita Lebrón acepta la encomienda y coordina los preparativos del ataque con los nacionalistas elegidos para inmolarse. Los escogidos fueron Rafael Cancel Miranda, Andrés Figueroa Cordero e Irvin Flores Rodríguez. El objetivo seleccionado para el ataque fue la Cámara de Representantes en el Capitolio Federal en Washington, D.C. La fecha, el 1ro. de marzo de 1954.



El nacionalismo pasaba por una crisis
 

La situación en que se encontraba el nacionalismo era crítica. La insurrección del 30 de octubre de 1950 había sido aplastada y numerosos patriotas estaban encarcelados en prisiones de Puerto Rico y Estados Unidos. Don Pedro Albizu Campos desde la cárcel La Princesa de San Juan denuncia que se le ha estado atacando en prisión con radiaciones, querella que aprovecha el Departamento de Justicia para declararlo “loco”, lo cual sirve de excusa al gobernador Luis Muñoz Marín para indultarlo con el propósito de quitarse de encima la presión de varios gobiernos latinoamericanos que le pedían su excarcelación. Albizu convalecía en su hogar en el viejo San Juan. Pero todavía daba orientación y era la inspiración de los patriotas nacionalistas. En su estrategia el magnicidio de ciertos personajes de la cúpula gubernamental estadounidense era de suma importancia para llamar la atención del mundo sobre colonialismo de E.E. U.U. en su patria y para dinamizar la nacionalidad puertorriqueña.


Lolita decide sumarse al comando suicida
 

Lolita Lebrón escogió el 1ro. de marzo de 1954 como el día a llevarse el atentado contra el congreso de Estados Unidos. Marzo había sido un mes aciago en la historia del Partido Nacionalista pues el domingo de Ramos del 22 de marzo de 1937 la policía de Puerto Rico dirigió un ataque armado contra una concentración de nacionalistas que se conoce en la historia como la masacre de Ponce. Ese 1ro. de marzo también se iniciaba en Caracas, Venezuela, la Conferencia Interamericana donde Estados Unidos llevaría la voz cantante y esperaba refrendar su hegemonía sobre Latinoamérica y el Caribe.

Se suponía que Lolita Lebrón no participaría en el asalto pero en último minuto decidió participar y pidió a su compañero Rafael Cancel Miranda que le diera una de las pistolas Luger 45 que este portaba y se sumó al comando.

Llegaron al Capitolio en Washington, D.C., entraron y subieron a la galería alta de la Cámara de Representantes y se situaron en una posición donde los congresistas eran blancos perfectos para el ataque. Antes de atacar se encomendaron a Dios. 


Lolita Lebrón desplegó entonces la bandera nacional de Puerto Rico en la baranda del balcón de la galería, gritó “Free Puerto Rico now” y abrió fuego con sus compañeros creando un pandemonium en el Capitolio Federal. Eran las 2:32 de la tarde del lunes 1ro. de marzo, la hora en que se llevó a cabo el atentado y 243 congresistas estaban en sesión. Cinco congresistas fueron heridos: Alvin M. Bentley, republicano de Michigan, Ben F. Jensen, republicano de lowa; Clifford Davis, demócrata de Tennesee; George H. Fallon, demócrata de Maryland; y Kenneth A. Roberts, demócrata de Alabama. Los primeros tres fueron gravemente heridos y los últimos dos recibieron heridas leves en sus piernas. Ninguno resultó muerto y los heridos de gravedad sobrevivieron. Tres nacionalistas fueron arrestados y uno logró escapar pero fue capturado poco tiempo después.

Los hechos de los nacionalistas boricuas tienen inmediatas repercusiones internacionales y en la propia política de Estados Unidos. El Estado Libre Asociado (ELA) fundado en 1952 no había podido detener las acciones nacionalistas después de la rebelión de 1950.

Los países latinoamericanos señalan que es el colonialismo de EE.UU. el que genera la violencia de los nacionalistas puertorriqueños. Estados Unidos por voz de su presidente Dwight D. Einsenhower le ofrece la independencia al gobierno de Puero Rico pero el gobierno la rechaza.

La casa donde convalece Albizu Campos en Puerto rico es entonces sitiada por la policía que viene a arrestarlo por los hechos del Congreso. Después de un dramático tiroteo, lo sacan inconsciente debido a las bombas de gas que lanza la policía dentro de su hogar.

El gobernador Luis Muñoz le había revocado el indulto que le había otorgado el 23 de septiembre de 1953. Se le arresta ilegalmente porque todavía no se había establecido conexión alguna entre el ataque al Congreso y su persona. Además el indulto era irrevocable. Pero Muñoz Marín obedecía órdenes de Estados Unidos de meterlo a la cárcel. Lo único que tenían en su contra era una declaración que hizo al periódico El Imparcial, donde se refería a los hechos como un acto de “Sublime heroísmo”.

Los cuatro nacionalistas fueron acusados por el Gran Jurado de cinco cargos de intento para cometer asesinato y cinco cargos de asalto con armas de fuego.

En total diez cargos por persona. Se les impuso una fianza de cien mil dólares a cada uno que no pudieron pagar por ser muy altas (para esa época, claro está), y además porque eran trabajadores pobres y ningún rico se atrevía a fiarlos, por lo que fueron recluidos en la cárcel a esperar el día del juicio.

El juicio de los cuatro nacionalistas se celebró en la corte de distrito de Estados Unidos en Washington D.C., el miércoles 4 de junio de 1954. El fiscal del proceso fue Leo Rover. Presidió el Juez Alexander Holtzoff. Fue un dramático juicio, en particular por las declaraciones de Lolita Lebrón cuando ésta fue sentada a testificar.

En una ocasión declaró: “Mi propósito era venir a la capital de los Estados Unidos de América y morir por la libertad de mi patria”. Luego el caso pasó al jurado el 16 de junio. El jurado los declaró culpables, a Lolita Lebrón de cinco cargos de asalto con arma de fuego y a sus tres compañeros de cinco cargos de atentado a la vida y cinco cargos de asalto con un arma de fuego.





Fueron sentenciados el 8 de julio de 1954. A Lolita Lebrón se le sentenció a cumplir de 16 años y 8 meses a 50 años de cárcel. A sus tres compañeros se les sentenció de 20 a 75 años de cárcel cada uno.

Ni Lolita Lebrón ni sus compañeros aceptaron el derecho de salir de la cárcel en libertad bajo palabra (”parole”). Cumplieron 25 años de cárcel cada uno de 1954 al 1979, fecha en que el presidente Jimmy Carter les concedió un indulto incondicional.