1 de mayo de 2012
Comandante Borge,
amigo.
A través de los años nos
encontramos en Nicaragua, Panamá, Ecuador, Cuba y Puerto Rico. Fue gracias a usted,
compañero, que tuve un pasaporte—el único que he tenido—nicaragüense, pues no reconozco ninguna legitimidad a la imposición de la ciudadanía estadounidense a los
puertorriqueños y, por lo tanto, no uso el pasaporte estadounidense-- anglosajón. Viajaba con mi acta de nacimiento
y licencia de conducir, ambos documentos puertorriqueños.
Recuerdo que hará unos cuantos años
iba para Nicaragua vía Panamá.
En el aeropuerto de Panamá
me detuvieron por 17 horas sin darme la autorización de vuelo porque rehusaba identificarme
como ciudadano “americano”. En mis documentos, yo
indicaba que era ciudadano puertorriqueño. Estuve en esa discusión con los oficiales de inmigración panameños hasta que llegaron los funcionarios de la línea aérea nicaragüense y por fin pude alzar vuelo hacia Nicaragua.
Ya en el hotel Panamericano
en Managua, le contaba al compañero venezolano Freddie Balzán sobre
mi agria experiencia en el aeropuerto de Panamá. Caminaba usted cerca
de nosotros, se detuvo y se unió a nuestra conversación.
Me dijo: Ve mañana al Ministerio del Interior que tendrás tu pasaporte.
Así fue. Gracias, Comandante.
Nuestro encuentro en Puerto Rico
fue el 25 de julio de 1998, en los
actos de protesta con motivo del centenario
de la invasión militar estadounidense a Puerto Rico.
Me estoy sonriendo al recordar que en la
ciudad de Panamá, durante el Congreso Pro Independencia
de Puerto Rico, nos encontramos y le
presenté a mi esposa.
Usted muy galantemente dijo que era una mujer hermosa y ahí mismo se ganó su simpatía. Bueno, Comandante, mis expresiones de solidaridad, no solo para el pueblo nicaragüense, sino para todos los pueblos latinoamericanos y caribeños pues su vida ha sido de mucho significado
para todos.
Sabiendo que era
usted poeta, pretendí serlo yo también y aquí le escribí estos versos.
Comandante y soldado de la Patria
No le digo adiós, comandante
Borge,
Pues hoy más que nunca vive
usted,
vive en el alma de los que tienen fe
de que la justicia sí puede vencer.
Vive usted, como sigue vivo el
Ché,
sigue usted tan vivo como Sandino,
y vivirá usted en el espíritu,
de los que no se arrastran
ante el poder.
Gracias, soldado de la Patria,
nos vimos a través del continente,
su estrechón de mano siempre fue fuerte
y su sonrisa, la de Nicaragua.
RAFAEL CANCEL MIRANDA
Ex prisionero político
San Juan, Puerto Rico
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